martes, 26 de junio de 2012

camina o revienta

Estamos todos deseando echar a andar. El 99% puede, sabe que puede, y quiere, resistir al ataque al que le somete el 1%. Yo creo que lo que demostró el 15M por encima de todo es eso. Y todo esto lo digo sin ningún falso optimismo: es evidente que el 1% no sólo lleva muchas décadas ganando la guerra, sino que no hay perspectivas de que esa dinámica vaya a cambiar. Syriza ha sido la última gran esperanza en desvanecerse, como ya lo había hecho el difunto 15M, aunque en este caso estaba cantado.

Otra demostración de ese entusiasmo contenido por falta de proyecto aglutinador e ilusionante es la reciente avalancha de comentarios que ha recibido la propuesta de Julio Anguita de crear un proyecto de Frente Cívico amplio (cuanto más amplio mejor) en el blog del Colectivo Prometeo. Y una rápida lectura de los comentarios me da que pensar sobre las causas de nuestra desorientación.


Según parece estamos metidos en un dilema insalvable, y creo que los citados comentarios a esa movilización de Anguita lo pone de manifiesto de un modo muy claramente ejemplificante:
  • Si no se formula un programa claro, creible y de transformación profunda nos perdemos en payasadas y no vamos a ningún lado. Pero a medida que se discute sobre tal programa, mucha gente se desengancha acusando al resto de ser "grupúsculos ideologizados", o de "introducir ideologías" o "frentes de izquierdas o derechas" que "desunen al movimiento". Incluso se acusa de "politizar" la movilización.
  • Si no se forja una organización se diluyen los esfuerzos y no se puede dar ni un paso. Pero a medida que se trata de dar cauces eficaces a las iniciativas crecen los desapegos de muchos que reniegan de quienes "no han sido elegidos", que de alguna manera "estos tampoco nos representan".

Por supuesto que un programa debe ser, no sólo corto y hasta, quizá, vago, sino también flexible, y no solo por la necesidad de sumar cuantas más voluntades mejor, sino también para servir a sus propios fines con eficacia. El programa no puede ser dogmático (es decir, construido a base de verdades absolutas religiosas) pero un programa sustentado en una actitud profundamente crítica, y en absoluto inamovible (todo lo contrario, atento a las circunstancias y adaptable a la situación concreta), no quiere decir un programa sin política, sin acción transformadora. ¿Para qué mierda lo queremos entonces?
Lo mismo en cuanto a la organización: por supuesto que hay que huir de la burocratización, de la pérdida de democracia. Los controles de la asamblea (la masa directa) sobre cualquier estructura deben ser lo prioritario, y ninguna estructura debe poder escapar a ello. Pero eso no evita que sean imprescindibles las estructuras o, si se quiere llamar de otra forma, las delegaciones de poder de las masas en las organizaciones. La indiferenciación impide erigir órganos locomotores que pongan el cuerpo en movimiento.

No voy a profundizar sobre la caracterización de quienes así se quieren desenganchar de cualquier propuesta eficaz para ponerse en movimiento de verdad. Ni tampoco quiero (solo porque no es conveniente, la verdad) insultar a nadie (para eso me remito a los propios comentarios citados, que los hay de traca) .
Me voy a limitar a poner de manifiesto el problema, que creo que no es pequeño, y a tomar partido: no puede haber otro camino sino dejar que quienes así se posicionan abandonen el proyecto tan pronto como se vean incomodados, si no queremos que nos arrastren a la inacción (o al maratón ininterrumpido de "festivales" reivindicativos, que es lo mismo).

Cualquiera que me conozca sabrá que soy el mayor partidario de hacer todo lo posible para sumar el mayor número de fuerzas, y de hacer todo lo posible para evitar restar entre nuestras filas.
Si hay que tomar un rodeo, se toma. Y si hay que hacer el camino más lento, se hace.

Pero eso, naturlmente, no puede suponer dejar de hacer el camino.

9 comentarios:

  1. Yo es que con lo de Anguita me encuentro un poco despistado.

    Por una parte, me pareció ilusionante, hasta emocionante. Pero me figuraba que se ponía al frente de un germen de ejército ya construido. Pero ahora resulta que no, que se ha puesto el general en medio del campo, y pretende congregar en torno a sí al ejército. Difícil tarea. Cuando le oí, creía que estaba todo mucho más adelantado.

    Otra cosa: le oigo hablar de un movimiento interclasista, cosa que me hizo rechinar los dientes. A continuación, presenta 10 puntos de los que, muchos, son aspiraciones máximas de la izquierda.

    Vamos a ver, yo puedo estar de acuerdo con la nacionalización de la banca o de los sectores estratégicos, por supuesto. Pero a la enorme mayoría, estas cosas le suenan al demonio comunista que viene a comerse los niños. Y si encima las presenta Anguita...

    Esto no es un programa abierto, de mínimo común múltiplo para congregar al 99%. Es un programa muy de izquierdas, lo cual es maravilloso, pero has de saber que sólo la gente muy de izquierdas te lo va a apoyar. Lo cual está muy bien, pero contradice el planteamiento original (y además, no aporta nada respecto a otras fuerzas políticas).

    Me parece que este asunto es un enorme error estratégico de Anguita, impropio de alguien de su experiencia. Como hemos hablado aquí, un programa de mínimos pasaría por la regeneración democrática, la lucha descarnada contra la corrupción y el fraude, la responsabilidad penal de políticos y banqueros. Como puntos económicos que podrían generar un acuerdo general en la ciudadanía, reconstruir el sistema fiscal reequilibrando la carga fiscal hacia las rentas del capital, y asegurar las redistribución de renta en forma de servicios públicos. Y poquito más allá podemos ir, sin perder apoyos por el ala derecha.

    A un movimiento así yo me puedo unir, porque no me pide que renuncie a ulteriores logros. Pero vamos, me daría con una piedra en los dientes si se consiguiera la mitad de la mitad de los puntos expuestos.

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    1. Yo lo centraría todo en tu afirmación final: "yo me puedo unir". Yo también me apunto.

      De verdad que merece la pena leerse los comentarios del blog que os cito (al menos algunos, porque son muchísimos) porque es muy ilustrativo de por donde respira la gente a la que tratamos de llegar. Aunque el "transversalismo" o "interclasismo" es algo incluso peligroso, bienvenido sea si con ello conseguimos unas pocas orejas más escuchando. Eso sí, estirando bien las orejas con mucha atención, no vaya a ser que en lugar de traernos a los trabajadores a la conciencia de clase nos dejemos arrastrar nosotros a las mentiras nacionalistas, economicistas, o incluso religiosas o futbolísticas, todas ellas típicas del "transversalismo" falangista, ideales para "unirnos" a todos, desuniendo (naturalmente) a la clase obrera.

      Al que le interese, hay un artículo de uno de mis profes donde se articula un programa económico en el que conscientemente se huye de términos "izquierdistas", aunque se le han colado algunas expresiones marxistas. ¡Incluso cita a Juan Pablo II!

      Yo, por mi lado, insisto: yo me apunto a todo, y quiero minimizar las críticas a cualquier propuesta que se haga en el buen camino.
      No obstante, y en ese mismo sentido, me parece que lo único que podemos hacer, por el momento, es unirnos todos (el máximo posible) bajo una CONSIGNA ÚNICA:

      DEMOCRACIA, DEMOCRACIA, DEMOCRACIA

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    2. Me parece que deberíamos aplicar eso que estudiábamos de pequeñajos del mínimo común múltiplo.

      ¿Que tienen en común los números 27 y 96? Ambos tienen al tres como uno de sus factores. Bien, pues quedémonos ahí, en el tres, como elemento de unión. Si que luego eso impida que uno de ellos siga profundizando en la secuencia del tres (3⁴) y otro sea de la rama del dos (3*2⁵).

      Yo puedo participar en un movimiento tan básico como el que tú dices, que pida DEMOCRACIA...y, además, en otros que vayan mucho más allá. Ahí está lo importante, busquemos ese 3, el mínimo común múltiplo más alto, más ambicioso posible, que compartan la mayoría de los ciudadanos.

      Ése me parece el error de Anguita, que ha establecido unos mínimos que, automáticamente, reducen la cantidad de números que comparten esos factores. Yo no quiero que Anguita renuncia a la nacionalización de la banca, pero para crear un frente absoltutamente mayoritario tienes que quitarle ese filtro.

      Por ejemplo, un factor que podría sumar a gente de todo el espectro ideológico es: que las entidades privadas asuman las pérdidas, no socializar las deudas. Esto sí que lo comparte una inmensa mayoría.

      La lucha contra la corrupción, contra el fraude y la evasión fiscal, porque la democracia...esto sí que puede mover (como se ha demostrado en el 15M) a una mayoría de la ciudadanía detrás. Sin renunciar a nada.

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  2. La idea de Anguita en general es muy buena (cuánta gente se arrepentirá ahora de no votarle cuando podía), pero estoy de acuerdo con esmola en que tira demasiado a la izquierda, y para que nos unamos LA MAYORÍA, eso no puede ser así.

    Creo que antes de especificar las reformas a hacer, hay que reformar las instituciones encargadas de realizarlas, haciéndolas más democráticas. Hay que dotar a la toma de decisiones (en los puntos que comenta y en muchos que creo que faltan) de horizontalidad y aumentar la participación ciudadana intentando que esta disponga de toda la información necesaria para la toma de decisiones, u ofreciéndole la posibilidad de delegar.

    Una vez logrado eso, que creo que ya sería una victoria enorme, podríamos permitirnos pequeñas divisiones ideológicas sin olvidar que fué la unión la que nos llevó a una sociedad más justa.

    Ojalá algún día digamos esto en presente.

    Me voy a leer los comentarios y el artículo de tu profesor, no me había dado tiempo a más y lo siento si he repetido algo de lo que allí se diga ya :)

    Saludos

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  3. Ah!! pero que conste que yo también me apunto a todo lo que suene a unión= fuerza!!

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    1. Yo creo que somos muchos en la izquierda que estamos convencidos de que ha llegado el momento de actuar con generosidad y grandeza de miras, aparcar las diferencias (que no abandonarlas, pues son legítimas) y tirar todos a una.

      Me temo que la desunión de la izquierda es más un problema de egos sobredimensionados en las cúpulas de los partidos y organizaciones.

      Estoy de acuerdo: Primero, lo primero. Y cuando se consiga, tiempo tendremos de discutir si son galgos o podencos. Pedir el ideal no puede ser excusa para instalarse en el inmobilismo, esperando que el capitalismo caiga por su propio peso.

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    2. Estoy de acuerdo.
      Por eso más arriba digo que no criticaré nada (ni matizaré) de la propuesta de Anguita: ni me voy a quejar de que sea demasiado "izquierdista" y espante a algunos, ni de que sea demasiado "interclasista" y espante a otros.
      Yo, llegado a cierto punto, me apunto a todas, aunque por supuesto que tengo mi opinión.

      Por cierto, buenísima la entrevista a Anguita de esta mañana (en todo un prime-time de Radio Nacional). Ahora mismo no puedo buscar el enlace en rtve.es, pero lo recomiendo.

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    3. Es mi impresión, o es que toda la prensa le está haciendo el vacío, desde La Razón a Público?

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