domingo, 13 de febrero de 2011

bendita propiedad

Tengo un amigo ultraliberal, que en España, y especialmente en Madrid, es prácticamente indistinguible de ser "un fachita", como el mismo se autodenomina con orgullo. Aunque son términos que se suponen antagónicos, los que vivimos aquí y escuchamos continuamente a nuestra presidenta, Espe, sabemos que no lo son tanto.
Pues bien, mi amigo me dice que mis críticas a la propiedad intelectual y los absurdos a los que nos lleva no son más que manifestaciones de una obsesión mía y de todos los caducos anticapitalistas. Para un ultraliberal no hay más problema económico (y por derivación social, puesto que cada vez más equiparan todo lo social con lo económico) que donde no se definen y defienden estrictamente los derechos de propiedad sobre los "bienes" escasos. Donde esto está garantizado, el mercado se encarga de llevarnos al mejor de los mundos posibles.
Bien pensado, creo que no le falta razón. Me explico: en realidad la obsesión por sujetarlo TODO al tráfico mercantil y privar del disfrute de TODO al que no pague por ello es consustancial al capitalismo y como la propiedad intelectual me parece la manifestación más evidente de esa obsesión me irrita especialmente. Esto, a su vez, es percibido por mi amigo como mi propia obsesión.
No obstante, aunque la propiedad intelectual me parece, insisto, un ejemplo especialmente evidente de los absurdos en los que nos mete el capitalismo y las injusticias que nos hace sufrir cada día, no es ni mucho menos el problema más grave. De hecho, ese título lo merece el trabajo asalariado.
La compra-venta de la fuerza de trabajo no es más que alquiler de personas (por más que temporal, sujeto a condiciones, autoaceptado y, en entornos con alto desempleo, es buscado con ahínco y añorado cuando falta, lo que por otra parte indica la falacia de considerarlo voluntario).
Y en esto sí tiene razón mi amigo: me empeño en despotricar contra la propiedad intelectual como un obseso, simplemente porque ni se me ocurre mencionar que el trabajo asalariado es puro esclavismo por contrato "libre" y "voluntario" entre "iguales", por "tiempo limitado" y sujeto a derechos y obligaciones "balanceados". Esto debería estar prohibido en cualquier sociedad civilizada. Y ni se me ocurre mencionarlo porque la mayoría (todos?) los que, como yo, dependen de su trabajo para comer mes a mes se me comerían vivo.
Ni que decir tiene lo que les parecería a estos fachitas ultraliberales, pero esto me parece más natural.